lunes, 14 de diciembre de 2009

RAPIDOS Y FURIOSOS


EN EL TAPETE

Mirando al Sur

Para algunos, el crecimiento económico de los últimos años, mayor al de Chile, demuestra que nos acercamos al desarrollo económico del país vecino. ¿Es cierto?

Por: Marienella Ortiz

Desde el 2004 se dejaron de entrecruzar las líneas en los gráficos estadísticos que comparan el crecimiento del PBI del Perú y de Chile, gracias a que alcanzamos una tasa cúspide de 9,84% el año pasado. Incluso, con las complicaciones de hoy por la crisis internacional, la curva peruana se dibuja en paralelo y por encima de la chilena, con un crecimiento del PBI que fluctuaría alrededor del 2%, mientras que el país del sur tendría una tasa negativa.

Esto ha generado en algunos analistas, políticos y hasta empresarios un ánimo por considerar que estamos cerca del nivel de desarrollo económico chileno, más aun cuando el mismo mandatario Alan García desliza la hipótesis de un temor del país vecino frente a nuestro crecimiento acelerado, en medio de las denuncias ya conocidas de espionaje.

¿Pero, basta fijarnos en las cifras de crecimiento del PBI a la hora de plantear esa hipótesis? Algunos economistas consultados por Día_1 consideran que ese ejercicio comparativo es poco útil. Al respecto, el presidente del Capítulo Peruano del Consejo Empresarial Chileno-Peruano, Juan Francisco Raffo, tiene una explicación sincera: “Esto no tiene que ver con una buena o mala relación. Lo cierto es que uno no admira a Ecuador y menos a Bolivia (en su modelo económico). A Brasil lo tienes lejos (al menos, mientras no se terminen de construir las vías de acceso físico). Por eso, las comparaciones son una tentación”.

FRENTE Para tener un resultado más aterrizado en las comparaciones es necesario usar otros indicadores. Jorge Medina, managing partner de la consultora Ernst & Young, aclara los conceptos: crecimiento no es igual a desarrollo económico; que significa ser un país competitivo. Desde ese punto de vista, afirma, el Perú tiene varias tareas pendientes.

“De los 12 pilares que el Foro Económico Mundial utiliza para medir la competitividad, en calidad de infraestructura, Chile está en la posición 23, mientras que el Perú está en la 102, en un ránking de 133 países. Si consideramos la geografía compleja que tiene el Perú, es claro que hay que invertir mucho en carreteras, ferrocarriles y puertos. Por ejemplo, en puertos, Chile está en la posición 27, mientras que el Perú está en la 126. Hay que cerrar esta brecha agilizando los procesos de concesión”, comenta.

Sin embargo, en el ránking del “Doing Business 2010” del Banco Mundial, que solo toma en cuenta las facilidades para hacer negocios, el Perú está solo a siete puestos de Chile. El primero está en el puesto 56 y el segundo, en el 49.

Hugo Perea, gerente de Estudios Económicos del BBVA Banco Continental, resalta que si bien el Perú está creciendo a un mayor ritmo, aún no lo hace a niveles absolutos. Por ejemplo, la pobreza en Chile abarca el 14% de su población y nosotros, el 36%. El PBI per cápita de Chile es el doble que el peruano.

Igualmente, el economista Carlos Parodi, catedrático de la Universidad del Pacífico e investigador del CIES, considera que Chile hizo mejor la tarea en salud, vivienda, educación e infraestructura. “¿Acaso la economía no tiene como objetivo mejorar el bienestar de la población?”, se pregunta.

Más aun, considera que si Chile comenzó resolviendo estos temas fue, justamente, para dar un impulso a su crecimiento, cuando aquí se cree que es mejor actuar de manera inversa. Es decir, a nivel de capital humano, Chile nos lleva varias cabezas de ventaja, reflexiona Parodi.

También la institucionalidad chilena es mucho más sólida. “Si en las próximas elecciones generales ganara la derecha con Sebastián Piñera a la cabeza, el rumbo del país no cambiaría sustancialmente, pues Chile ha alcanzado un grado de avance en sus instituciones que le permite continuar el desarrollo del país sin mayor sobresalto, a diferencia de lo que puede ocurrir en el Perú”, apunta Medina.

En resumen, Perea considera que en muchos aspectos existe una brecha importante entre el desarrollo económico peruano y el chileno.

NUESTRO Sin embargo, todos coinciden en que sí podríamos alcanzar a la economía chilena en un futuro no tan lejano. Si se evalúan las oportunidades de inversión en el Perú y en Chile, Medina no duda en señalar que el Perú tiene hoy un mayor atractivo. Señala que Chile ya hizo las inversiones más grandes, como las que atañen a la infraestructura.

Además, señala que “el Perú es más diversificado, tiene un mercado interno mayor. Su geografía, clima y recursos naturales le dan muchas ventajas; sin embargo, nuevamente, todo depende de los factores que estimulan las inversiones y la capacidad de desarrollo económico. Y eso tiene mucho que ver con la competitividad”.

Perea resalta como un punto a favor el ser una economía diversificada. “Por ejemplo, en minería Chile tiene una fuerte concentración en cobre, mientras nosotros somos polimetálicos (no solo cobre, estamos en zinc, oro y otros)”, comenta.

Por lo tanto, Raffo considera que, dependiendo de la constancia y la superación de algunas de nuestras debilidades, el Perú alcanzará un peso similar al chileno en dos décadas.

Perea prefiere no hacer un ejercicio comparativo similar; sin embargo, refiere que si tuviéramos una tasa de crecimiento de 6% durante los próximos 15 años, podríamos duplicar nuestro actual PBI per cápita. “Sí se puede. Hubo economías del Asia que comenzaron más abajo (que el Perú) en la década de los sesenta”, refiere. También recalca que el desarrollo económico no se logra de la noche a la mañana, es cuestión de constancia.

En resumen, Parodi considera que no habrá un crecimiento futuro sostenible si no se hacen las reformas sociales pendientes. Recuerda que durante su paso por Santiago para hacer una maestría en los noventa no pudo dejar de sorprenderse cuando los universitarios no sabían si la institución educativa en la que estudiaban era pública o privada. “Era irrelevante, había buenas o malas universidades”, dijo.

Si no trabajamos en contar con un mejor capital humano para apuntalar el desarrollo económico, tal como se observa en Chile, no será posible el futuro, advierte.

EN LA CADE


Este jueves 19 en Arequipa se inicia el CADE 2009

Una cumbre de patriarcas.

ESTE JUEVES 19, COMO PLATO FUERTE DE LA CADE 2009, SE PRESENTARÁUNA MESA QUE SERÁ INTEGRADA POR LOS JEFES DE FAMILIA DE LOS GRUPOSEMPRESARIALES MÁS IMPORTANTES DEL PAÍS.

Por: Luis Felipe Gamarra

Para un fanático del rock sería como poder ver en un mismo escenario a Mick Jagger, David Bowie y Lou Reed, quienes a pesar de que han pasado más de 50 años, han madurado sin perder su identidad, adaptándose a las matemáticas de los años, conservando su vigencia. Así será la cita entre Alberto Benavides de la Quintana, Mario Brescia Cafferata y Dionisio Romero Seminario: una cumbre que ningún empresario —desde los jóvenes hasta los veteranos— querrá perderse.

Estos 242 años de experiencia, lo que suman sus edades, se reunirán el próximo jueves para reflexionar sobre más de medio siglo construyendo pequeños imperios: 16 presidentes, 5 golpes de Estado, crisis financieras, fenómenos de El Niño, desastres naturales, conflictos armados; en una era marcada por los antagonismos entre capitalismo y comunismo, terrorismo, corrupción, conflictos sociales, pobreza, tratados de libre comercio, estabilidad y “boom” económico. Su conferencia se llamará “50 años ¿qué hemos logrado?” “Son tres empresarios que se forjaron en contextos distintos, será enriquecedor oírlos”, dijo Óscar Rivera, presidente de la CADE2009.

SOBREVIVIENTES

Para el sociólogo Francisco Durand, profesor en la Universidad de Texas, que ha investigado la historia de los grupos empresariales en el Perú, la globalización cayó como un meteoro sobre los llamados 12 apóstoles. “Los apóstoles eran como los dinosaurios, una especie grande pero vulnerable, cuya sobrevivencia dependía de rentas del Estado y de la protección del mercado interno. Al cambiar el clima, serían gradualmente eliminados”, señaló Durand. De las 12 familias, junto con los tres patriarcas, solo quedan los Raffo y los Ferreyros, pero en menor escala.

Los demás grupos, Wiese, Bentín, Lanata Piaggio, Nicolini, Delgado Parker y Picasso casi han desaparecido. En 1991, siguiendo los consejos del equipo de economistas que contribuyeron a la inserción económica, Alberto Fujimori implementó políticas liberales y acabó definitivamente con el proteccionismo que impulsó el primer mandato de Alan García. Con miras a llamar capitales globales en un país que era presa de la crisis y el terrorismo, Fujimori desrreguló varios mercados, privatizó decenas de empresas públicas, aprobó los hasta ahora polémicos contratos de estabilidad tributaria y redujo aranceles, para que miles de productos manufacturados ingresaran a competir con la empresa nacional.

Para Fernando Zavala, ex ministro de Economía, y presidente de la CADE2008, los apóstoles —a diferencia de los grupos Benavides, Brescia y Romero— no se abrieron al mismo ritmo de la economía. “No profesionalizaron sus cuadros ejecutivos y dejaron todo en manos de la familia. La captación de capital global implicaba importar mejores prácticas de gobierno corporativo, como la transparencia. Pero muchas no se adaptaron, perdieron financiamiento, dejaron de crecer y finalmente fueron absorbidos por otras empresas”, dijo Zavala.

SIMILITUDES

Una característica común de los grupos que formaron los tres patriarcas de esta CADE es que en los últimos 10 años han captado capital fresco del exterior, a través del mercado de capitales, como son los casos de Credicorp y Buenaventura; o de socios regionales, como los Brescia, asociados conBBVA, Starwood o Sigdo Koppers.

Por otro lado, a pesar de que en los tres grupos existen miembros de la familia en cargos claves, la masa crítica de las gerencias está en manos de jóvenes ejecutivos, que son supervisados —en la mayoría de grupos— por directores independientes. “Ya no se habla de patrones, sino de grupos, esa es una diferencia que ha cambiado en el perfil de los nuevos CEO (gerentes generales) de estos conglomerados”, explica Carmen Rosa Graham, consultora que forma parte del comité organizador de la CADE.

¿Qué característica deberán tener los que ocupen en el futuro la mesa de Benavides, Brescia y Romero? “Tendrán que ser globales, mirar el mundo como su mercado. La foto, en 25 años, será la de tres empresarios globales, regionales. Pero no solo por exportar, sino porque están presentes”, dice Julio Luque, presidente ejecutivo de la consultora Métrica. ¿Quiénes se perfilan? Apellidos como Rodríguez—Pastor, Hochschild, Wong, Añaños, Belmont, Rodríguez, Rizo Patrón y Dyer suenan con fuerza

Si los pronósticos se cumplen, quizás ellos ocupen unas páginas en los libros sobre magnates de Latinoamérica, un paso que ninguno de sus antecesores pudo dar.

ALGODON EN EMERGENCIA


La precipitada caída de los cultivos de algodón en los últimos dos años

El hilo de la madeja.

EL PRESTIGIO BIEN GANADO DE NUESTRAS PRENDAS DE VESTIR DE ALTACALIDAD ESTÁ EN PELIGRO. EL PRINCIPAL PROBLEMA: LA PRECIPITADA CAÍDA DE LOS CULTIVOS DE ALGODÓN EN LOS ÚLTIMOS DOS AÑOS. ¿SE PODRÁ REVERTIR?

Por: Marienella Ortiz

La calidad del algodón peruano nos abrió las puertas del mercado estadounidense de prendas de vestir hace más de una década. Las principales marcas de ropa destinada a los sectores más pudientes depositaron su confianza en la industria peruana frente a las de otros países. En las etiquetas de los polos que venden Tommy Hilfiger, Lacoste o Ralph Lauren figura la indicación de 100% algodón peruano. Sin embargo, ese prestigio comenzaría a tambalear en un futuro inmediato en la medida en que se ha acelerado la desaparición del principal insumo del sector: el algodón en sus variedades pima y tangüis.

Las campañas del 2008 y 2009 han sido un desastre sin precedentes. “De 105 mil hectáreas que se sembraban en el año 2005 se estima que se caerá a un poco menos de 30 mil hectáreas este año. Mientras tanto, el consumo total aparente de algodón del país en sus formas de fibras, hilados, tejidos y confecciones equivale a la producción de aproximadamente 200 mil hectáreas”, detalla el especialista Hugo Cárdenas, quien fue convocado por el Gobierno para evaluar la delicada situación de este cultivo, considerado como un producto de bandera.

Entonces, ¿por qué la producción de esta materia prima local decrece en relación inversa a la creciente actividad del resto de la cadena? Cárdenas revela que hoy el algodón peruano solo abastece el 19% del consumo total y el 81% se alcanza con la importación de algodón (aquí el experto toma en cuenta tanto a la fibra como sus derivados: hilados, tejidos y prendas finales). Hasta hace solo cinco año la relación de demanda del algodón peruano y el importado era de 50 y 50.

OTROS ENEMIGOS

Ocurre que la única competencia directa durante todos estos años fue el algodón de EE.UU. que recibe millonarios subsidios, pero ahora eso abarcaría también al resto de la cadena. “Mientras el 100% de las fibras de algodón importadas proviene de Estados Unidos, más del 95% de las importaciones de algodón en sus formas de hilados, tejidos y confecciones proviene de Asia, principalmente de India y China, con subsidios”, explica Cárdenas.

Pedro Gamio, presidente del Comité de Confecciones de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), señala que además la calidad del algodón está en declive, sobre todo del tangüis. Recuerda que hasta los noventa existía un autogravamen para los productores, que se destinaba a la investigación genética del cultivo. Esta tarea no fue suplida por el Estado.

En esa línea, el presidente de la Asociación Nacional de Productores Algodoneros (Anpal), Federico León y León, comenta que el empobrecimiento de los productores origina que este año el 50% de las hectáreas sembradas sean “socas”, que es cuando el agricultor solo poda la planta y no la retira con el fin de no comprar semillas. Otro 30% utilizaría la pepa para sembrar el algodón. En ambos casos, los resultados en la calidad son sumamente negativos.

VARIAS RESPUESTAS

¿Cuáles son los problemas que enfrenta el cultivo? En este punto se disparan muchas respuestas que logran evidenciar la complejidad del tema. Si partimos de la celeridad en la caída de los cultivos de los dos últimos años, está en primer lugar la recesión económica que enfrenta EE.UU., principal país de destino de nuestras confecciones (en un 70%).

Los textileros y confeccionistas han incrementado las importaciones de hilado de la India más baratos —por un tema de subsidios— para hacer frente a la depresión de los precios en EE.UU., reconoce Pedro Gamio, presidente del Comité de Confecciones de la SNI. “El mercado estadounidense es uno solo pese a que llegamos a un nicho de alta calidad. Los chinos, con sus precios más bajos, afectan a todas las categorías de prendas, más aun en una época de crisis”, afirma.

Por su parte, Luis Herrera, gerente de administración de la empresa Creditex, señala que el sector tiene límites a la hora de incorporar precios que no son competitivos, como ocurre con el algodón.

Una segunda respuesta es que el algodón estadounidense comenzó a ingresar con cero arancel debido a la vigencia desde este año del tratado de libre comercio. Al respecto, León y León deja en evidencia que el Gobierno se comprometió a compensar económicamente al sector, pero luego eso quedó en el olvido.

Otro problema es que el Gobierno suspendió desde el año pasado el programa de formalización para el algodón tangüis, que permitía la entrega de un monto económico. Aunque, el director general de Competitividad Agraria, del Ministerio de Agricultura, Víctor Noriega, comenta que se estableció un financiamiento temporal de S/.8 el quintal de algodón, sin devoluciones (ello siempre que se cumplan algunos requisitos).

Más allá de esto, el Perú es el único país del mundo que no subsidia a su algodón, resalta el presidente del Instituto Peruano del Algodón (IPA), Javier Cillóniz. “Existe un concepto errado de no financiar al parcelero —como se le ve al productor— pero sí se da un subsidio al exportador con un 8% del “drawback””, señala.

Luego están otros problemas estructurales del sector. Cárdenas menciona la informalidad en la comercialización, la baja productividad, el empobrecimiento de los suelos, la descapitalización del agro, la falta de mejoramiento de semillas y un largo etcétera.

SOLUCIONES

Por todo esto, enfrentar el problema no resulta muy fácil. ¿Por dónde? ¿Valdrá el esfuerzo? Actualmente, la tecnología ha permitido a los industriales manejar las fibras de algodón cortas (de menor calidad) con resultados exitosos a la vista.

Sin embargo Noriega, del Minag, refuta la idea: “Los otros polos que pueden parecer idénticos —gracias a las tecnologías en la industria— no tienen la misma resistencia de un polo hecho con algodón pima. Lo primero que le ocurrirá a un polo hecho con otros algodones es que su cuello se deformará, el color se perderá más fácilmente”, explicó.

Cillóniz argumenta que la cadena textil-confecciones quedará en una situación de fragilidad si el primer y principal eslabón, como el algodón, desaparece. “El problema puede venir si, por ejemplo, se reducen los cultivos de algodón de EE.UU.; entonces,cómo competiríamos sin materia prima propia”, advierte.

A igual cantidad de problemas vendría igual cantidad de soluciones. Noriega ensaya dos alternativas: el establecer una normativa que obligue a los industriales sincerar los porcentajes de algodones peruanos en la prenda final, y el trabajar la denominación de origen del algodón peruano.

En tanto, Cillóniz considera que el tema pasa por el establecimiento de un subsidio al sector, como ocurre en otros países. No sería millonario, pero sí que cubra el 12% de arancel que se quitó a las importaciones de algodón.

Para los productores algodoneros, la respuesta está en el establecimiento de salvaguardias, medida que persiguieron sin éxito en el Indecopi.

Sin embargo, quizá lo más importante lo refiere Cárdenas, quien demanda al Gobierno una evaluación sincera de las políticas actuales que no solamente afectan estos cultivos, sino que no evitarían el incremento de otras importaciones que restan competitividad al algodón peruano.

El debate deberá continuar a nivel de todos los actores porque de esto dependerá el prestigio bien ganado de nuestras exportaciones de confecciones en el mundo.

CONSECIONES CON CESIONES


A ojos cerrados.

Los últimos polémicos procesos de concesión denotan una falta de preparación para suscribir contratos que repartan adecuadamente las ganancias entre la sociedad y los inversionistas

Por: Juan Vargas Sánchez

Una brecha de infraestructura de US$36.760 millo- nes, un Estado que con suerte puede alcanzar el 40% de ejecución en la inversión pública que se presupuesta, un 50% de las vías deterioradas por falta de mantenimiento. Los números son contundentes y dejan poco espacio para dudar de la conveniencia de recurrir al sector privado para realizar obras de infraestructura pública. Sin embargo, los reclamos surgidos ante las últimas concesiones abren la polémica sobre si estas, bajo el esquema de asociaciones público-privadas (APP) que lleva a cabo el Gobierno, están bien encaminadas.

Una larga llamada al exterior para conversar con el especialista en temas de infraestructura de un organismo internacional nos da, en off, la primera voz de alerta: “El Perú, como muchos países de América Latina, no está preparado para ejecutar concesiones bajo esquemas de APP (modalidad bajo la cual se concesionó el puerto de Paita, la Red Vial N° 4 y la planta de tratamiento de aguas residuales Taboada)”.

El experto explica que las APP tienen como requisito fundamental que el país cuente con un marco institucional sólido. Esto es, autoridades sectoriales y organismos reguladores alta- mente capacitados e independientes, que modelen en beneficio del usuario los contratos que se firmarán con las empresas privadas. “Se tiene que asegurar que los usuarios serán los beneficiados y tener en cuenta que la obra será un pasivo del Estado durante los próximos 25 o 30 años”, especifica.

Pocos, sin embargo, están dispuestos a esperar que las instituciones públicas funcionen mejor. Walter Piazza, presidente de la Cámara Peruana de la Construcción, señala que las recientes polémicas son solo “ruido mediático porque aquí no hay problemas de fondo”.

Perfeccionar es la palabra clave para el ex presidente de la Confiep, Leopoldo Scheelje: “Hay que me- jorar (las concesiones) para evitar corrientes de opinión en contra de un mecanismo muy necesario para el país”.

Milton Von Hesse, profesor de la Universidad del Pacífico y ex director del Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP), considera a su vez que se debe insistir con las APP, pero mejorando su eficiencia. “El país tiene poco tiempo aplicando concesiones, el proceso se irá perfeccionando a lo largo de los años”, indica.

Empero, advierte que ante una concesión existe la perspectiva técnica y la política, siendo lo ideal que una no se imponga a la otra.

Los técnicos de los diferentes ministerios, las autoridades sectoriales y los organismos reguladores son los encargados de garantizar la eficiencia económica de una concesión. Los políticos quieren siempre poder inaugurar obras o parecer que son los impulsores de la modernidad. Los primeros quieren que las cosas se hagan con calma, los últimos quieren hacerlo todo para ayer.

“En Inglaterra sacar adelante una concesión puede demorar entre 3 o 4 años porque los técnicos quieren estar seguros y solo avalan condiciones que sean adecuadas económica y socialmente para el Estado —afirma Von Hesse— y se toman ese tiempo a pesar de la presión política que también existe allá”.

A favor de esa misma línea se manifiesta el estudio de la Corporación Andina de Fomento “Caminos para el futuro. Gestión de la infraestructura en América Latina”. En el capítulo que analiza las ventajas potenciales de lasAPP refiere textualmente que “es importante que los contratos (entre el concedente y el privado) contengan las especificaciones necesarias para que la búsqueda de eficiencias en la empresa privada no entre en conflicto con el bienestar social”.

Solo de esa forma se lograría elaborar un contrato que sea atractivo, pero que no sea un pastel con cereza incluida para el inversionista. Precisamente, muchas de las críticas a los contratos firmados por el puerto de Paita y por la Red Vial N° 4 (que une Pativilca y Trujillo) tienen su origen en la sospecha de haber sido horneados en la cocina de los empresarios, algo que preocupa incluso a la Asociación de Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN).

“Se ve feo que el concesionario incremente las tarifas cuando todavía no ha hecho una inversión (que justifique el alza)”, afirmó Gonzalo Prialé, presidente de AFIN, durante el último congreso de la Confiep.

EN SU DEFENSA

Consultado al respecto, Percy Velarde, jefe del área jurídica de Pro Inversión respondió a Día_1 que “no veo que puedan decir que nos estamos tirando al piso. No estamos dando facilidades de más”.

El abogado de la agencia encargada de llevar adelante las concesiones agregó que la coyuntura internacional en la que se dieron los procesos no era de las mejores. “Vivimos un momento de crisis. No hay inversionistas dispuestos a venir como antes y ciertamente hay que pulsar el mercado para ver en qué condiciones podemos interesar a los inversionistas”, justificó.

Velarde luego manifestó que Pro Inversión no está bajando la valla y puso como prueba que hace tres semanas, cuando se quiso comprar 500 megavatios de energía a las hidroeléctricas, de nueve interesados solo uno se presentó.

Todo lo contrario sucedió en la concesión de la autopista Pativilca-Trujillo, en la que los cuatro postores prácticamente se arrancaron el proyecto de las manos (empataron en sus ofertas y el ganador tuvo que decidirse por quién hacía más obras adicionales) lo que puede interpretarse como que el proyecto era muy rentable.

Para el Organismo Supervisor de la Inversión en Transporte e Infraestructura (Ositrán) esa concesión es una suerte de espina clavada en el corazón y, como ha trascendido, desde el principio sus recomendaciones no fueron escuchadas. “Hubo mucha presión de Pro Inversión para terminar el proceso de manera rápida”, indicó una fuente del supervisor.

Cabe destacar que en marzo, tras el fracaso de la concesión del tren eléctrico y la polémica en torno a la planta de tratamiento de aguas residuales Taboada, algunos especialistas advirtieron que la prisa por concluir los 12 proyectos establecidos como prioritarios durante el año podría ser peligrosa.

En el caso de Paita, la concesión alentó un cambio en la administración del puerto para pasar de un sistema multioperador a uno de un solo operador, lo cual supuestamente eliminaría un sobrecosto de US$30 millones gracias a que habría menos intermediarios entre el exportador y el puerto. Sin embargo, lo que se suponía iba a ser un ahorro terminó convirtiéndose en los primeros días de la concesión en un sobrecosto de US$220 por contenedor.

Al final, gracias a una negociación entre el administrador del puerto y las empresas navieras tal sobrecosto se ha eliminado, pero la imagen de las concesiones fue severamente dañada. “Hubo un problema de comunicación. El concesionario no explicó bien el nuevo esquema tarifario que iba a aplicar”, afirmó Lenka Zajec, jefa de la oficina de Comunicación de Pro Inversión. Pero también hubo falta de previsión sobre cómo iban a reaccionar los actores (exportadores, navieras y agentes marítimos) ante el nuevo esquema portuario.

En Pro Inversión le tiran la pelota a la Asociación Portuaria Nacional (APN) por no haber advertido las posibles polémicas. “Haría falta una bola de cristal para imaginarse que se iba a dar una distorsión”, se justifica el presidente de la APN, vicealmirante Frank Boyle.

En un escenario ideal, Pro Inversión y los organismos sectoriales involucrados deberían haber previsto posibles escenarios de crisis y elaborado planes de contingencia. Y como se ve en esta polémica, sea por apuro, presión política o por descuido, ese engranaje no está funcionando adecuadamente.

¿Seguiremos padeciendo por estos desencuentros? “En cada proceso se busca mejorar las deficiencias encontradas”, dice Velarde; sin embargo, indica que hasta el momento, no existe una directiva para darle una nueva revisión a las cláusulas que se están colocando en los siguientes contratos de concesión.

CIUDAD DIGITAL


Ciudad digital

Era informática.

En pocos años y sin mucho apoyo oficial se ha generado una incipiente industria informática en el Perú. Las marcas locales ya compiten con los nombres globales. Sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer

Por: Alberto Limache

Una visita a algunas de las áreas informáticas de los grandes centros comerciales puede depararnos sorpresas. En medio de la vorágine de pantallas, CPU y periféricos hoy ya podemos hallar marcas creadas en el Perú, que van ganando espacio frente a los nombres globales.

Casi sin darnos cuenta, en los últimos cinco años, el Perú ha visto el surgimiento de una incipiente industria informática, que atiende a empresas y hogares por igual. Su ventaja: la rápida adopción del conocimiento que las corporaciones difunden en los países en desarrollo y la casi inmediata incorporación de lo último de la tecnología.

A su vez, el desarrollo de programas informáticos ha respondido rápidamente a las necesidades de las empresas nacionales, que demandan soluciones personalizadas.

Sin embargo, cual nacimiento prematuro, la situación de la industria aún es frágil y tiene muchos pendientes que solucionar para consolidarse.

EN CIFRAS

Al cierre del primer semestre del 2009, se vendieron 326.786 computadoras, entre desktops y laptops, en el Perú, según la consultora internacional IDC, especializada en mercados tecnológicos y de telecomunicaciones. Este volumen estaba valorizado en US$239 millones (S/.752 millones).

Cabe indicar que durante el 2008 se vendieron 760.731 computadoras por un monto de US$534 millones. Sin embargo, IDC informa, además, que el 43,5% de las ventas fueron atendidas por ensambladores informales. Hewlett-Pacard, que concentra el 26,2% del mercado, se mantiene como la líder en ventas. En el mercado peruano, las marcas nacionales concentran solo el 8,5%.

PERUANOS

“Nuestra idea es ser más eficientes. Respondemos más rápido a la demanda nacional. Esa es nuestra principal ventaja”, explica Juan Quintanilla, gerente de Línea de Negocio de la ensambladora de computadoras Advance, que ocupa el tercer lugar del mercado con más de 24.000 unidades vendidas. Advance es dueña del 7,5% del mercado.

Esta empresa pertenece al grupo Deltron, que decidió lanzar su marca de computadoras hace cinco años. Quintanilla explicó que Advance tiene dos plantas de ensamblaje: una de desktops y otra para notebooks. “Vendemos 1.000 desktops y 1.500 notebooks al mes, en promedio”, destacó.

En su calidad de marca nacional líder en ventas, Advance cubre todas las gamas de la oferta de computadoras, que van desde las básicas (el grueso de sus ventas) hasta las más sofisticadas.

“Las empresas nacionales contamos con una gran ventaja respecto a las extranjeras: nuestra oferta es flexible y está más cerca al consumidor local. Reaccionamos rápido ante las nuevas preferencias de las empresas y el público”, comentó. Asimismo, es consciente de que las marcas nacionales pueden repotenciar los productos que no tienen mucha demanda. “Podemos ser más eficientes porque no incurrimos en grandes costos de almacenaje”.

WILSON DA LA HORA El “boom” del ensamblaje nacional se inició hace unos cinco años, entre las cuadras 11 y 13 de la avenida Wilson, en Lima. El emblemático Compuplaza se ha mantenido como el centro de esta actividad.

Con casi un millón de visitantes mensuales, las consultoras internacionales de este negocio consideran que esta zona ya se ha convertido en un “hub” tecnológico, es decir, un centro de concentración de producción y distribución del negocio informático. Sin embargo, en este emporio conviven los negocios serios y la informalidad.

Además, otros centros informáticos se han comenzado a abrir en el Cercado, Miraflores, Callao, Huan-cayo, Trujillo y Arequipa. El crecimiento de las cadenas de centros comerciales es el factor que ha impulsado estos proyectos.

Una de las más sólidas iniciativas de empresas formales de Wilson, que ya se ha consolidado como proveedor de las principales casas comerciales del país, es Integrex, cuya marca Exim se ha posicionado en el segmento de gama alta (última tecnología) entre los buscadores de alto rendimiento.

“Nosotros hemos forjado nuestro nombre cultivando una red de recomendaciones. Ese ha sido el espíritu del trabajo aquí en Compuplaza, y creo, el de toda la industria informática del país”, opina Manuel Amau, gerente general de Integrex.

CLAVES

El rápido desarrollo del ensamblaje se ha sustentado en una serie de factores claves. A decir de los consultados, las políticas de transferencia de conocimiento de los productores globales ha sido crucial para este desarrollo. Incluso, estas iniciativas han impulsado la formalización del sector.

Quintanilla y Amau citan dos casos particulares: Intel y Microsoft, quienes despliegan campañas de capacitación de sus productos entre los ingenieros y ensambladores nacionales, antes de los lanzamientos mundiales.

Como muestra de ello, destacan hechos como el último lanzamiento de Intel, el procesador Core 5, que ya está disponible en las principales cadenas comerciales del país, y del sistema Windows 7 de Microsoft. Este último fue lanzado al mercado el pasado jueves en todo el mundo, pero durante el fin de semana ya se ofrecía en el Perú.

Otra clave de esta industria ha sido el crecimiento económico experimentado en el país. “El negocio ha estado atado a la evolución de la economía. Por ello, hemos sentido una desaceleración de ventas que esperamos remontar hacia fin de año”, comentó Amau. Quintanilla coincide con él. “El cierre de año siempre es mejor para las marcas nacionales”, sostiene.

SOFTWARE A la par con el desarrollo en hardware, la industria del software ha dado un salto. Al cierre del 2008 se vendieron US$160 millones en programas creados en el Perú, 21% más que en el año previo, según información de la Asociación Peruana de Productores de Software (Apesoft). De ese total, US$16 millones se exportaron a mercados como Ecuador y Bolivia.

Yosif Humala, gerente general de Apesoft, estimó además que al cierre del año, las ventas crecerán en 7% y las exportaciones en 12%. “La evolución que hemos visto en el Perú ha sido una respuesta al crecimiento de la economía. Por eso, al igual que en hardware, esperamos una desaceleración este año”, precisó.

La demanda de software nacional está liderada por las empresas financieras, comerciales, y por las entidades públicas. Justamente, algunos de los sectores más dinámicos del país. “Usualmente nos piden aplicativos y algunos servicios especializados. De hecho, no podemos competir en sistemas operativos ni las aplicaciones más comerciales.”, explicó.

Sin embargo, Humala comenta que el Perú aún se encuentra por detrás de países como Colombia y Chile. “Allí sí impulsan su industria de software”, subrayó.

PENDIENTES Pese a lo comentado, la industria informática dista aún de estar consolidada. “La informalidad es un cáncer para nuestra actividad porque disipa el esfuerzo de las empresas formales”, comenta Amau. Por ello, reclama una política gubernamental para incentivar la formalización del sector, que acelere el desarrollo de los centros informáticos.

Coincidiendo con ello, Quintanilla reclama que el Gobierno aplique algún mecanismo para proteger esta industria, dado que la fragilidad ante las estrategias de las marcas globales es aún palpable. “Deberíamos tener ciertas barreras, como Brasil. Las grandes empresas internacionales tienen economías de escala y pueden aplastar a la industria nacional si así lo quisieran”, precisa Quintanilla, quien agrega que por ello, se debe alentar a los fabricantes a instalar plantas en el país.

A su vez, Humala sostiene que la política del Estado debe dirigirse a crear parques informáticos orientados a la exportación. “Si me preguntan, el desarrollo de la industria informática del Perú debe declararse de interés nacional”, señala.

A su vez, los ejecutivos coinciden en apuntar a una conclusión: la informática nacional representa una alternativa al modelo primario exportador, bajo el cual se ha desarrollado la economía peruana.

Más allá de los componentes y el software, allí es donde radica el real valor de esta industria.

EL SIGUIENTE

paso Efecto transversal

“El siguiente paso, el trascendental para la consolidación de la industria, es que genere un efecto transversal en la economía. Que las pequeñas y microempresas utilicen tecnología y se modernicen. A eso se orienta la política del Estado”, comenta Augusto Mellado, presidente de Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec).

Mellado comentó que este desarrollo no pasa exclusivamente por barreras proteccionistas. “En ensam- blaje, debemos buscar la creación de tecnología de propósito especial. En software, impulsar el paso de la producción artesanal a la gran fábrica. Buscar nichos”, resaltó.

A TENER EN CUENTA

Factores del crecimiento

La evolución de la industria del software y hardware en el Perú estuvo vinculada al crecimiento de los últimos años.

El crecimiento de las cadenas de ventas minoristas ha impulsado el desarrollo de la industria en provincias.

Los ensambladores han adaptado rápidamente su oferta para ello.

Según Intel, el consumidor de productos informáticos en el Perú es uno de los más especializados de la región.